jueves, 25 de octubre de 2012

Observando lo Ordinario ....


Han pasado varios meses desde la última vez que publique un escrito. Hemos tenido que tomar decisiones no muy fáciles, las cuales nos han hecho adquirir experiencia, pero sobre todo, enseñanzas impresionantes por parte del Señor Jesucristo.

Hace aproximadamente unas tres semanas nos tuvimos que mover, dejando atrás 13 años vividos en un municipio del norte de Puerto Rico. Y justo con la carga de la mudanza, el Señor me ha sorprendido una vez más.... Entre cajas llenas de ollas, zapatos, libros, juguetes y ropa, con una simple mirada, el Señor ha susurrado a mi espíritu: yo estoy aquí.


Eran las 7:45 de la mañana y me encontraba en las escaleras de las afuera de la casa esperando que mi niña y su papá salieran para ir a la escuela, cuando me da con mirar la grama.

Rápidamente apareció una sonrisa dibujada en mi rostro y mientras me deleitaba en su grandeza, o sea, en su creación;  escuche en mi espíritu el susurro de mi Señor Jesús al decir: Estoy aquí y tengo un cuidado especial por ti.  Cuando miro detenidamente al césped, veo como los rayos del sol hacen que una diminuta telaraña tejida entre la grama y una flor, se vea como una corona de diamantes. Y mientras continúo observando detenidamente el diseño que esta gran artista ha creado, pude ver como un pequeño gongolis, se deslizaba con tanta gracia y delicadeza a través de la telaraña.  Con gran templanza, sin ninguna prisa y sumamente confiado, el gongolis se deslizaba entre la grama, piedras y hojas, buscando  llegar a su destino a salvo.  Me imagino yo al gongolis decir:
¡WOW! ¡Qué hermoso! Que espectacular!, He llegado al Palacio de mi Creador.  Es justo en ese preciso momento, cuando mi corazón se llena de esa paz que sobrepasa todo entendimiento y guarda mi corazón en Cristo Jesús.  En ese preciso momento, todas mis cargas se fueron. Este simple detalle hizo que buscase dentro del tesoro de mi corazón aquel versículo de la palabra en Mateo 6:25-34 que dice:

22 Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis.

23 La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.

24 Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?

25 ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo?

26 Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás?

27 Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.

28 Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?

29 Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.

30 Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas.

31 Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.

 

La realidad es que no estaba molesta o desanimada, pero si estaba cansada.  Esta mudanza ha hizo una muy pesaba y de muchos contratiempos.  Pero sin nosotros darnos cuenta, el Espíritu Santo se encargo de que esos  dones que ha depositado en nosotros: paz, alegría, gozo, templanza, mansedumbre. . .  se manifestaran en todo este proceso.  Se podran imaginar si el Señor tiene gran cuidado de nosotros, que hasta las predicaciones y enseñanzas de nuestra pastora parecían como si hubiesen sido exclusivamente para nosotros.

 Cuan maravilloso es mi Jesús que a través de cosas tan ordinarias, nos hace reflexionar en lo extraordinario.  Como decimos nosotros los puertorriqueños, esto fue lo suficiente para recargar mis baterías y continuar con mi semana. 

 De una cosa si estoy totalmente segura y les exhorto, no se dejen de congregarse como tienen otros de costumbre.   Continúen buscando la Palabra del Señor en todo momento.   El estar expuesta continuamente a la Palabra de mi Señor Jesús es la que me ha dado las fuerzas para seguir adelante y poder ver en la creación la mano de mi Padre Celestial. 

 

Abrazos,

 

Haidee