¡Un momento a solas con Jesús es lo más que necesitamos! Y el Señor está presto para estar contigo, aún en los lugares que tú menos te lo imaginas.
Has tomado el tiempo de ver como las hojas de un gran árbol se mesen con el viento...
¡Qué contraste tan impresionante!
Ponte a pensar..., ni tan siquiera el ruido de los carros, ni el calor, ni la tan cargada rutina de las personas que pasan por su lado pueden detener la dulce música que se hace cuando el viento toca las hojas. Y estamos tan sumidos en nuestra rutina que no nos damos cuenta de tan hermoso momento.
El fuerte viento, el cual tiene la capacidad de destruir ciudades, pasa suavemente a través de las hojas del gran árbol dando su caricia para que las hojas puedan sonar su mejor composición musical:
La Alabanza a su Gran Creador y Salvador... ¡Jesucristo!
Ese sonido tan sublime, tan grato y tan lleno de paz que nos hace cerrar los ojos por un momento y soñar que estamos en un lugar lleno de tranquilidad y completa paz.
Al igual que la naturaleza, no perdamos la oportunidad de darle gracias al Señor por su gran amor. Cuando estas a solas con él, puedes dejar todas tus cargas sobre él y llenarte de completa paz. Como nos dice el Salmo 23: "En lugares de delicados pastos nos hará descansar."
Así que, te invito a que cada vez que veas a un árbol mover sus hojas al compás del viento, te unas a ese cántico de alabanza (Salmo 145:10) y le des gracias al Señor por cada una de las bendiciones que te ha concedido.
La lectura de hoy: Salmo 145
Bendecidos!